jueves, 22 de abril de 2010

Gloria Espinal Zaratiegui

Vamos a dedicarle unas líneas de este blog a la Gregorica más longeva de la familia, Gloria Espinal Zaratiegui, la hija mayor de Encarnación Zaratiegui Aguirre y José Espinal. Tras casi un siglo de vida, falleció el pasado 6 de abril de 2010. Dos días después hubiera cumplido 99 años. Por lo tanto, Gloria ha sido la que más años ha vivido de todos los Gregoricos. El funeral fue en Tudela, bajaron bastantes familiares y en el cementerio armaron una fiesta gregorica en honor de Gloria, con jotas, canciones y la alegría que nos caracteriza, aquello recordaba al concierto del sábado de las Jornadas Gregoricas 2009.




Gloria nació en Tafalla el 8 de abril de 1911, siendo la tercera de ocho hermanos, en orden Juanito (1907), Pedro (1908), Lino (1909), Gloria (1911), María (1914), Antonia (1918), Cesáreo (1922) y Daniel (1923). De muy niña fue llevada por sus padres en su emigración a Argentina, al igual que hicieron muchos otros navarros en aquel entonces en busca de una vida mejor que la que ofrecía el duro trabajo del campo. En la siguiente fotografía vemos la foto que sacaron en Buenos Aires como recuerdo de su aventura americana. Con menos de tres años ya había atravesado en barco el océano Atlántico.



Tres años después, con unos ahorrillos en el bolsillo, la familia regresó a Tafalla, donde habían dejado a los pequeños Juanito y Jesús al cuidado de los abuelos y donde Gloria vivió su infancia y juventud. Gloria debía ser una jovencita alegre y jovial como así muestran las fotografías anteriores a la Guerra Civil del 36. Las primas Gregoricas Gloria, Antonia, Blasa, Matilde, Adriana y María aparecen en muchas fotografías divertidas de aquella época, sacadas desde 1931 hasta el inicio de la guerra.









La Guerra Civil de 1936 supuso una paralización de la vida normal de todos, y marcó en muchos casos un antes y un después. Cuando Gloria cumplió 25 años, su abuela María Aguirre le pagó un pasaje de Barcelona a Palma de Mallorca, con el fin de que fuese a visitar y ver cómo se encontraba su prima Teresa, que llevaba unos meses sin mandar noticias. Pues ese año marcó el inicio de la Guerra Civil y sorprendió a las dos primas en las islas. Allí tuvieron que permanecer durante todo un año incomunicadas ante la impotencia y preocupación de sus parientes tafalleses.

Gloria había empezado a salir años atrás con un chico llamado Juanito Idocil, e incluso habían hecho planes de boda. Sin embargo, poco después de la guerra y tras unos ejercicios espirituales en Tudela, los dos jóvenes decidieron ingresar como religiosos, él de Jesuita y ella en las Esclavas de Cristo Rey de Tudela. Corría el año 1939 y la congregación estaba bajo la dirección del fundador, el padre Pedro Legaria Armendáriz. Dicen que Gloria pronto destacó por su buen hacer y buen carácter. Así que después del tiempo de preparación y del noviciado en Tudela, inició su periplo de fundaciones de Casas de la Congregación. Empezó en Burlada, junto a Pamplona; luego Celorio de Llanes en Asturias y Loyola en Vizcaya. Habitualmente estaba de tres a cuatro años en cada casa que fundaban.




En una ocasión, la Gregorica tuvo que atravesar nuevamente el Atlántico porque fue destinada a Venezuela para ejercer de educadora y superiora en los Andes venezolanos, en la Casa de las Flores de Catia. De allí volvió a España, esta vez a Murcia y a Cartagena, al gran monasterio de los Jerónimos que actualmente es la Universidad Católica. Finalmente, ya mayor, retornó a Tudela, su primer destino, donde vivió hasta el final de su vida.

Los Gregoricos siempre te recordaremos.